Historia de Valdecañas

Baltanás > Municipio > Valdecañas de Cerrato > Historia de Valdecañas

La localidad fue repoblada probablemente cuando los Condes de Castilla trataron de defender el territorio de el Cerrato; la repoblación fue llevada a cabo por los ejércitos cristianos en el último tercio del siglo IX, quienes la fortificaron con un recinto murado para preservarla de las incursiones de los agarenos. De este periodo se conserva una necrópolis en los alrededores de la ermita de la Virgen del Campo.

En el año 999 se creó el Alfoz de Palenzuela, al que perteneció la localidad. En 1070 doña Domenga donó al monasterio de San Pedro de Cardeña diversas heredades en término de Bal de Kannas, y en 1074 aparecen citadas heredades en la carta de dote del Cid, de las que vendió parte en 1113 su mujer, Jimena Díaz al cabildo de la catedral de Burgos.[4] El documento dice:

«Es de mi agrado venderos aquella mi heredad de Valdecañas. Está aquella heredad integrada por el Monasterio de San Pelayo Mártir, con sus casas y solares, con tierras y viñas y molinos y prados y todo lo que a él pertenece, en el precio de 500 sueldos de plata»

En el siglo XI, Fernando I de León y Castilla agregó varios monasterios al de San Pedro de Arlanza, entre los que se encontraba el de San Facundo y San Martín, ubicado en la localidad.

En 1352 aparece nombrada como Valdecañas de Suso y formaba parte, junto con el despoblado de Villavaya, conocido entonces como Valdecañas la Vieja, de la Merindad de El Cerrato, compartiendo sus martiniegas con Palenzuela, que pertenecían a Gonzalo de Sandoval, noble que fue armado caballero en Burgos por Alfonso XI de Castilla, con quien luchó en la conquista de Algeciras en 1344, aunque el señorío natural de ambos lugares pertenecía a la Casa de Lara.

Edad Moderna

Durante el reinado de los Reyes Católicos seguía perteneciendo al Cerrato; así, en 1475, la reina Isabel expidió una real cédula imponiendo a los integrantes de la merindad una contribución, para el caso de la localidad fueron 4.329 maravedíes.

En 1484, Bernardino Pérez de Sarmiento, primer conde de Ribadavia, y adelantado de Galicia, poseedor de la villa de Hornillos de Cerrato, arrendó el término de Valdecañas a Alfonso Enríquez, almirante de Castilla, y en 1488 tributaba a María de Castañeda. A principios del siglo XVI la localidad figuraba entre los bienes aportados por Teresa Sarmiento, hija del conde de Santa Marta como parte de la dote para su matrimonio con Pedro Acuña «el Viejo», segundo señor de Villaviudas.

En 1516 la iglesia parroquial y la ermita de la Virgen del Campo pertenecían al arciprestazgo de Palenzuela, y así figuran en el apeo de los señoríos pertenecientes a los prelados burgaleses que se realizó ese año por orden del obispo de Burgos, Juan Rodríguez de Fonseca. Durante esta época, la familia Enríquez recibía los tercios de la villa de Palenzuela y de su tierra, en la Mesa de Valdecañas, y el término de Valdecañuelas lo sembraban los vecinos de Torquemada, Hornillos de Cerrato y Valdecañas.

En 1675 pertenecía al señorío del almirante de Castilla, y disponía de cinco edificios religiosos: la iglesia de San Nicolás de Bari, y las ermitas de la Virgen del Campo, de San Lorenzo, de Santa Ana y de la Magdalena. Contaba con una población de cincuenta vecinos, y además poseía un hospital con dos camas, sufragado por el concejo. En 1702 las ermitas de la Magdalena y de Santa María de Cañuelas se encontraban en ruinas, y la población de la localidad había disminuido hasta treinta y seis vecinos.

En 1752 se denominaba Baldecanas de Arriva y pertenecía al señorío de Palenzuela en la provincia de Valladolid. Su población había ascendido a sesenta y seis vecinos, dispuestos en ochenta y seis casas habitables y tres en ruinas, el término municipal comprendía 2.500 obradas y los ingresos anuales ascendían a 509 reales. Existía también un molino harinero y 28 colmenas.En 1783 debido a una gran epidemia producida por el estancamiento de los arroyos tras una inundación, diezmó la población a treinta vecinos, de los ciento diez con los que contaba; el arzobispo de Burgos intervino para remediar la situación. Finalmente, en 1785 era denominada Val de Cañas, y seguía perteneciendo al mismo señorío; por esta razón, en la relación del Nomenclátor no figura en el partido de Cerrato.

En 1660, Tomás González Tevar, natural de la localidad, canónigo racionero de la catedral de Córdoba y comisario de la Inquisición, fundó esta institución benéfica, dotándola con rentas en Tabanera de Cerrato, Villahán, Dueñas, y Valdecañas de Cerrato. Fue destinada a misas, dotes para huérfanos, el pago de un maestro de escuela y ayuda para estudios universitarios, teniendo preferencia su propia familia.

Fue fundada con una renta total de 105.261 maravedís anuales, y en 1940 quedó reducida a 2.465 pesetas. En 1982 pasó a depender de la Dirección Provincial de Trabajo de Palencia, y en la actualidad sus fines están reducidos a la celebración de actos religiosos.

Edad Contemporánea

Durante la Guerra de la Independencia sus parajes sirvieron de refugio a los guerrilleros castellanos. Desde los cerros de la localidad, el comandante-guerrillero Juan Puertas atacó las guarniciones francesas ubicadas en Torquemada y Quintana del Puente durante 1808 hasta 1812, en que acabó herido en el puente de Reinoso de Cerrato; la población abasteció y auxilió a su grupo durante las maniobras.

En 1828 es denominada Val de Cañas, y en el ámbito administrativo pertenecía al partido de Tierra de Campos, mientras que en el eclesiástico seguía formando parte del arzobispado de Burgos. En 1842, Pascual Madoz en su diccionario advierte que cuenta con cuarenta y tres vecinos, y en 1849 ya formaba parte del partido judicial de Baltanás.

A la caída del Antiguo Régimen la localidad se constituye en municipio constitucional en el partido de Baltanás , conocido entonces como Val de Cañas y que en el censo de 1842 contaba con 45 hogares y 234 vecinos. A finales del siglo XX el municipio desaparece al integrarse en Baltanás, contaba entonces con 63 hogares y 238 habitantes.

En 1955 dejó de pertenecer de forma eclesiástica a la Archidiócesis de Burgos, y pasó a formar parte de la de Palencia. Finalmente, el 21 de febrero de 1974, fue aprobada su incorporación al municipio de Baltanás, al que pertenece en la actualidad.